LOS IGNÍFUGOS


LOS IGNÍFUGOS

Texto y dirección Ruth Rubio
Interpretación
Natalia Cobos [Juana]
Virginia Nölting [Madre]
Javier Cereto [Mayo]
Elena Casanueva (Eskarnia) [Andrea]
Ayudante de dirección Marina Sánchez Vílchez
Diseño de escenografía Lola García
Diseño de iluminación Sergio Rodríguez
Diseño de vestuario Inma Pardo, Ruth Rubio y Marina Sánchez Vílchez
Asesor de movimiento Abraham Iglesias
Agradecimientos Ayuntamiento de Fuengirola, Nando López, Cristina Martín y Ana Belén Domínguez

Juana está a punto de terminar su experimento Universo 29. Ha creado un entorno ideal para una superpoblación de ratas. Sin alteraciones en el ambiente, con recursos ilimitados. Si todo va bien, Juana se irá cuando termine Universo 29. Pero, un día, los ratones dejan de comportarse como ratones, coincidiendo con la llegada de Andrea, que vuelve a casa como una extranjera conocida. Los Ignífugos habla de abandonar el nido, de los límites de la ética cuando se desea, de cuando el salto a la madurez ocurre casi sin querer, como una combustión accidental.

La obra según su autora y directora:
“Todo sistema aislado tiende a la asfixia porque no intercambia ni energía ni materia con el exterior”.
La propuesta de dirección se nutre de la idea de sistema y de los SMR (Sistemas Minimalistas Repetitivos) de José Sanchis Sinisterra. En palabras del propio Sanchis “partituras de acciones físicas compuestas por una serie de ‘actemas’ simples, cotidianos, más o menos realistas, pero cuya secuencia no configura ninguna situación interpersonal significativa. Los intérpretes deben desarrollar su trabajo en un delicado equilibrio entre la organicidad y la organización”.
Podríamos decir que, durante el proceso de ensayo de Los Ignífugos, hemos sido nuestro propio experimento; encontrando un lenguaje concreto para contar desde nuestro microcosmos la mecánica y la normalización de los sistemas crueles que habitamos: desde el capitalismo salvaje hasta el levantamiento de fronteras.
Sistemas que reventarán –ya están reventando– desde una esperanza trágica bueriana a la que nos negamos a renunciar. Porque, como clamaba el personaje de Asel en La Fundación, “¡entonces hay que salir a la otra cárcel! ¡Y cuando estés en ella, salir a otra, y de esta, a otra! La verdad te espera en todas, no en la inacción”.  Ruth Rubio




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